SÍ
El estómago se me aprieta cada vez que miró el calendario y veo como los días pasan y la fecha se acerca. Lo nervios de los que trate de renegar por meses ahora se ríen de mí sin compasión y ya son parte habitual de mi rutina.
Las horas que he pasado imaginando cada detalle de cómo será ese día no ayudan mucho porque surge el temor de los malditos imponderables, esos detalles que pueden hacer la diferencia entre un recuerdo perfecto y otro salpicado de “motes” como dirían mis colegas periodistas.

Afortunadamente en esos momentos tu sonrisa aparece dibujada en mi cabeza recordándome que esa no es mi fiesta, es nuestra, es el momento con el que hemos estado soñando un año entero, el que nos ha tenido trabajando, discutiendo (a veces más acaloradamente de lo que nos gustaría) cada detalle, pero cada segundo invertido ha sido un momento robado de felicidad, de sentir que te acercas cada vez más.
Muchos nos han preguntado, algunos sólo por hacerse los graciosos, por qué lo hacemos y me gustaría gritarles que la respuesta, por lo menos para mí, siempre ha estado frente a ellos, detrás de esa mirada tierna e inocente que le sirve de escudo a una mujer que decidió en un inexplicable arrebato de locura, mar y arena, unir sus sueños a los míos para que juntos tratáramos de escribir una nueva historia.
Continuara...