lunes, mayo 29, 2006

Sin comentarios

No hay caso. Por mas que algunos intenten convencernos que somos un país desarrollado, que hemos avanzado para ser una nación con liderazgo mundial, que el mentado mote de “jaguares” sea usado una y otra vez por algunos ilusos, nuestra triste realidad asoma su cabeza con frecuencia para recordarnos que aún somos un país tiene más carencias que virtudes.

Los escolares se han encargado en las últimas semanas de mostrarnos nuestro paupérrimo nivel educacional y ahora la crisis del Teatro Municipal le da un balde de agua fría a la imagen cultural del país.

Qué sacamos con llenarnos los bolsillos con la plata del cobre si somos incapaces de tener UN SOLO lugar dedicado a la cultura que funcione dignamente, con un presupuesto acorde a un país que se cree en vías de desarrollo.

El tema de los problemas financieros del Municipal es más viejo que el hilo negro y nuestro patentado ejercicio de dar soluciones parche había logrado mantener la situación bajo una aparente normalidad, pero la cuerda se cortó y ahora la crisis parece ser terminal.

La expresión que mejor define la cancelación de la temporada de conciertos y de opera es: PAPELÓN.

Es impresentable que no seamos capaces de invertir parte del presupuesto nacional en cultura, da vergüenza que se organice una presentación de ópera y los únicos que hayan podido verla fueran los que fueron a la avant premiere y todos aquellos que invirtieron su dinero para poder comprar entradas o abonos se hayan quedado con las ganas.

Además, como guinda de la torta los conciertos también fueron cancelados.

Si nos gusta tanto compararnos y andar usando de ejemplo a otros países o poniéndonos apodos como la “Hillary Clinton” chilena o chovinismos por el estilo, porque nos les copiamos la preocupación por la cultura?.

viernes, mayo 26, 2006

Sólo sabiduría popular

El mejor resumen que escuché hoy del pastelazo de la selección fue autoría de una mujer, que sin se experta, sólo atino a decir cuando supo la noticia: ¡Otra vez!.

Se habrá referido quizás a las míticas escapadas de Cazely, a las denuncias de Bonvalet, a los líos de faldas que siempre han rondado los camarines de la Roja (léase Kenita Larraín), al historial de Pinilla o a la famosa escapada del Pajarito Valdés y algunos otros hace unos años, etc.

Es difícil saberlo, pero si alguien se sintió sorprendido cuando supo la nueva gracia de los “futbolistas profesionales” que integran la selección, que tuvo como protagonista a uno de los “niños símbolo” de la supuesta “generación de recambio”, Mark González, lo mejor es que asuma la realidad amateur de nuestro fútbol.

Sueldos impagos, clubes en quiebra (hoy se sumó la “U” a la categoría que antes integraba sólo Colo Colo”), estadios semi vacíos, son la realidad en que se desarrolla nuestro fútbol

Por eso lo que sucede con la selección no debería extrañar, tampoco merece mayor análisis la defensa grupal que hizo el equipo de sus compañeros, quienes declararon que las mujeres que estaban en su pieza sólo habían subido a "pedirles autógrafos".

Esta explicación sólo demuestra la limitación de nuestros futbolistas, quienes no pueden ser tan caradura de dar una excusa como esa, que no se las cree nadie, porque parece que a nuestras estrellas se les olvido que existen los pasillos, los lobbies de los hoteles o cualquier otro lugar menos la pieza.

Lo más triste es que algunos podrán pensar que luego de este castigo, los futbolistas van a entender y a escarmentar, pero esa esperanza no existe porque no va a pasar mucho tiempo antes de que otro “autógrafo” vuelva a ser noticia.

lunes, mayo 15, 2006

¿Y Zaror cuándo?

A los franceses les gusta presumir que Cannes es superior a los Oscar, su contraparte gringa, pero este año los galos decidieron mostrar la hilacha.

Un ataque de “amnesia conveniente” parece haber borrado todas las mofas y descalificaciones, porque su versión 2006 tendrá en la competencia nada menos que a Dwayne Johnson, más conocido en el mundo entero como “La Roca”.

Este ex luchador sólo había participado en películas en las que explotaba sus habilidades como figura de la lucha libre, como la segunda parte de “La Momia” o el “Rey Escorpión”, o como su último aporte al género: “Doom”, la fallida adaptación del clásico juego para computador.

La producción con la que llega a tierras galas es “Southland tales”, donde trabaja con la sensual ex caza vampiros Sarah Michelle Gellar y es dirigido por Richard Nelly.

El guión no le exige explotar nuevas facetas, él es un boxeador en una historia ambientada en el año 2008 en Los Angeles a tres días de la celebración del 4 de Julio, día de la independencia de los estadounidenses.

La curiosidad por ver esta película ya quedó instalada y ojalá que llegue pronto, porque cuesta imaginar que la Roca haya dado un salto cualitativo que lo haya transformado de la noche a la mañana en un buen actor, capaz de ser un apoyo para que alguno de sus proyectos llegue a un festival como Cannes.

Las buenas noticias son que si él pudo, ahora se abren las puertas para que otros, como el nuevo héroe de acción chileno, Mark Zaror (doble de Johnson en “El tesoro del amazonas”), pueda soñar con la posibilidad de seguir sus pasos, porque los encargados de la ¿respetable? cita gala decidieron relajarse un poco.

lunes, mayo 08, 2006

Vampiro gourmet

Lo primero que debo reconocer es que el sano ejercicio de leer el resumen de los libros que usualmente está en la contratapa, en el caso de “La Historiadora” de Elizabeth Kostova, se había reducido sólo a las primeras líneas, porque siempre me bastaba para entusiasmarme con leerlo.

La sorpresa fue grande cuando me lo regalaron, durante la convalecencia de una operación (¡gracias suegros!), y descubrí que la historia giraba en torno al mito del viejo y querido Drácula.

La novela de Bram Stoker me la leí hace años, la película de Francis Ford Coppola también la vi y ya perdí la cuenta de cuantos derivados de la tradicional chupasangre he visto en la televisión o el cine.

Lo diferente con el libro de Kostova es que, por lo menos yo, nunca había leído una novela sobre el personaje nacido en Transilvania que mezclara su inspiración histórica con su desarrollado lado mítico, mezclando las leyendas más conocidas con una recopilación de relatos sobre el viejo Vlad nacidos de los territorios que asoló y conquisto cuando... ¿aún vivía?.

Los protagonistas son Paul, su hija y algunos invitados, quienes enfrentan tristes recuerdos del pasado que los llevan a retomar una vieja cacería aún inconclusa donde sus caminos vuelven a cruzarse con los afilados colmillos del señor de la noche.

El problema de la narración de Kostova es que su analogía perfecta podría ser compararla con una sandwish, porque parte de manera exageradamente lenta y consume una gran cantidad de páginas antes que uno llegue a ese punto inexorable donde ya no se puede parar de leer, algo que normalmente no se demora más de 20 o 30.

El relleno es lo mejor y donde la escritora despliega su imaginación de manera efectiva, con una narración contundente que va envolviendo y que impide abstraerse de lo que ocurre en la trama, despertando una curiosidad por conocer la suerte de los protagonistas.

Lamentablemente esa chispa se apaga al momento de cerrar la travesía y el libro pierde la intensidad, cayendo en descripciones demasiado largas e incluyendo pasajes que deben deberían haber quedado sólo en el recuerdo de su autora y no haber sido incluidos en la edición final.
Pese a esto vale la pena conseguírselo y leerlo, porque le da una nueva visión al tema de Drácula, que a estas alturas se agradece frente al cúmulo de lugares comunes e historias repetidas que circulan sobre don Vampiro.