lunes, marzo 20, 2006

Sin magia

La espera fue larga y todos los fieles seguidores de Rowling esperábamos que fuera capaz de retomar el rumbo y darle al sexto libro de Potter todo lo que consiguió plasmar en el quinto volumen: acción, misterio, entretención, pero la situación es preocupante.

Lo primero que se debe aclarar es que la saga de libros de Harry Potter nunca ha sido un ejemplo de pulcritud e ingenio narrativo, eran aventuras muy entretenidas y bien contadas.

J.K. Rowling, su autora, había sido capaz de armar una historia que usaba elementos simples, que se mezclaron coherentemente en los primeros cuatro relatos y le provocaron una fiebre adictiva a millones de personas en todo el mundo.

Entre las películas y los libros, los seguidores del alumno estrella de Hogwarts habían logrado armar un ejército de fans que lo habían transformado en un fenómeno mundial.

El problema es que toda la expectación le pasó la cuenta a la narradora quien parece haber perdido la varita mágica que le ayudó a escribir hasta el cuarto tomo.

Es verdad, igual me demoré sólo cinco días en terminarme el nuevo libro, pero la sensación de frustración que me quedó al final es difícil de explicar.

No esperaba una gran obra de la literatura moderna, pero al menos esperaba un libro que supiera sacarle partido a situaciones que merecían más emoción y dedicación, por ejemplo, esta vez uno de los personajes importantes de la saga muere (no voy a decir quien por respeto a quienes aún no se leen el libro) y Rowling no fue capaz de darle emoción a un momento que debería haber sido uno de los mejores logrados de la saga.

Lo malo es que a la escritora sólo le queda una oportunidad de recuperar el tiempo perdido y darle a su aventura un buen final.