martes, febrero 21, 2006

Delirio etílico

Kike Morandé y su estelar del pueblo atravesaban por una crisis severa: veían como el rating bajaba y las generosas curvas y escotes de sus modelos ya no servían para que las gente siguiera disfrutando con los mismos chistes de Che Copete o las rutinas del ambiguo tony esbelt.

Pero de la noche a la mañana encontraron a su nueva gallina de los huevos de oro, que llegó a ocupar el lugar que dejaron vacantes salomón y tute cuando se fueron a TVN: Ruperto, un borrachín simpático importado directamente desde un circo.

¿Gran novedad?, ninguna. Ellos ya tenían un beodo famoso, Che Copete, pero las rutinas del personaje de Ernesto Belloni son el polo apuesto de las que usa la nueva estrella del programa, que prefiere un humor más blanco y no las tallas de doble sentido o los arrebatos hormonales de Che Copete.

En todo caso si es o no más de lo mismo, no importa, porque Ruperto se transformó en “LA” nueva figura de la televisión, un estatus que aumentó gracias al morbo que generó el iluso sueño del creador del personaje de mantener su anonimato con guardias e insólitas medidas como no dar entrevistas (a menos que sea el personaje) o interponer querellas.

Esa fue la motivación para escribir esto: da risa que un personaje que se prestó para aparecer en televisión, aunque él pueda jurar que sólo es un trabajo o lo que sea, y logra algo de éxito tenga la ilusa esperanza de que no se van a meter en su vida privada, sobre todo si se trata de dar aires de misterioso.

Así es el juego de la farándula y la fama en este país, si te la juegas debes asumir los costos que eso traerá: que estén pendientes de ti las 24 horas y si tienes la mala suerte de cometer un error deberás estar dispuesto a ser el objeto de pelambre de todo el que busque un minuto de fama.

Su última ocurrencia fue amenazar con matar al personaje.. si lo hace el único que va a perder es él porque no va a pasar mucho tiempo hasta que su sitio sea ocupado por un nuevo aparecido y él pase al olvido.

El camino más fácil, y menos gil, que debería tomar es el de ser uno más de los usuarios de la majadera frase (y la más respetable) de que él puede hablar de trabajo, pero de su vida privada no, como ya lo han tratado de hacer muchos… que lamentablemente han flaqueado en su intento.