Una historia de nunca acabar

El tema del rating puede parecer un problema exclusivo de la televisión, pero en realidad le afecta a todos los medios. Puede cambiar de nombre, la forma de medirlo puede ser distinta, pero al final todo desemboca en una sola cosa: dinero.

Aunque duela asumirlo los medios lo necesitan para funcionar, una realidad que afecta a la mayoría de las cosas en la vida, aún a las más básicas como la salud, sino basta con ira dar una vuelta a los consultorios públicos y a los hospitales estatales para darse cuenta de la triste realidad que deben enfrentar las personas que se atienden en esos lugares.

Por eso temas intrascendentes como el de la pelea del chino con kenita consigue portadas, extensas notas, porque vende y la gente lo lee para “informarse” de los últimos antecedentes surgidos, aunque el nuevo escándalo sólo sea uno más en el historial de cada uno de los protagonistas, porque mientras ella aún está en el recuerdo popular por su lloriqueada ruptura con bam bam Zamorano; él no sale de una para meterse en otra, su prontuario de escándalos ha llenado varias páginas y por lo visto no tiene pensado sentar cabeza (¿alguien de verdad pensó que estaría con kenita toda la vida?).

La sentencia que le escuché a un editor fue lapidaria: “la noticia te paga tu sueldo”, una verdad que no tenía por donde discutir, pero que por lo menos tenía matices porque es verdad que una información así no debe ser pasada por alto, sobre todo si consigue llegar al top ten noticioso de un medio electrónico en pocas horas, pero si la gente igual la va a leer da lo mismo donde se destaque y no necesariamente ocupando la primera plana, un espacio que debería estar reservado para noticias que sí son relevantes como lo que está sucediendo en EE.UU. con el huracán Katrina.

Pero como en Chile hemos transformado en deporte nacional todo lo que tenga que ver con saber del mundo de la farándula, hemos entrado en un círculo vicioso en que, justificadamente, los medios le dan a la gente lo que quiere leer, aunque eso sean puras copuchas porque consiguen vender y ganar plata, pero lo peligroso está a veces en la forma que se está ofreciendo esa información, con un sitio más destacado del que merece porque al final la gente la va a leer igual, no importa si ocupa un espacio mínimo dentro un medio.