sábado, mayo 19, 2007

Bajo un Nogal


Podría ser un patudo y no hacer la aclaración, pero es mejor admitir hidalgamente que esta historia no es mía, que la encontré, que tuve la suerte revisando viejas cajas de encontrar una hoja amarillenta, doblada en la que una caligrafía fina y clara parecía querer dejar un testimonio o quizás sólo plasmar una tarde de inspiración.....

De espaldas, acostada bajo un nogal, con los ojos cerrados e intentando poner su mente en blanco, llevaba casi 15 minutos decidida a meditar... quería vivir lo que le había contado su amiga ayer, “sentir que uno flota, donde el cuerpo no se siente”.

El problema era que no podía dejar de lado aquellas imágenes... Su abuelo sentado en el sofá. En la ventana, la nieve acumulándose poco a poco. El viento abriéndola de un golpe. Ella hipnotizada frente al televisor. El “Fin” de la película apareciendo en la pantalla. Ella levantándose como un resorte. Hacía demasiado frio.

Recordó que su abuelo le había pedido ya tres veces que por favor cerrara la ventana. Él casi no podía moverse. Ella no lo escuchó.... quizás no quiso escucharlo.... Ella cerrando la ventana, recogiendo la manta que cubría los pies de su abuelo. Ella abrazándolo y él no respondiendo, nunca más...

Sin aviso, comenzó a correr un poco de viento. Fue cuando una nuez cayó en su pecho y la hizo abrir los ojos. Había pasado ya más de una hora y media, aún sentía su cuerpo y jamás había sentido que flotaba. Por 15 años, cada vez que recordaba a su abuelo, su rostro se mojaba con una lágrima, mucha veces se preguntó si era la misma y cuán larga sería. Porque cuando no recordaba a su abuelo la lágrima se escondía para aparecer cada vez que se acordaba. No nevaba hacía 15 años, era como si la nieve se hubiese ido con su abuelo, el mismo día.

Tomó la nuez con su manos y la apretó con fuerza contra el suelo... la enterró en el pasto y en su palma quedaron las grietas... Volvió a cerrar los ojos y vio a su madre, repitiéndole hasta el cansancio que no era ella la culpable de la muerte de su abuelo, que eso iba a suceder sí o sí, que ella no podía hacer nada...

El viento sopló aún más fuerte y otra nuez cayó. Esta vez sobre su rostro.

Auch! dijo abriendo nuevamente los ojos, mientras la lágrima volvía a esconderse.

Tomó la nuez, la miró detenidamente, imaginó que ella y su abuelo estaban sentados en el borde de la nuez...
-Abuelo, disculpame.... si hubiera cerrado la ventana, quizás no te habría ido

-Mi amor, no creas que me fui porque no cerraste la ventana, me fui porque tenía que irme y si te pedía que cerraras la ventana era solamente para que tu no sintieras frio. Yo ya sabía lo que sucedería y quería irme sabiendo que aún te cuidaba.

-Pero yo pensé que...

-No, no fue por el frio, fue mi corazón, ya te lo ha dicho tu mami. No seas porfiada.

-Bueno.

-Ya mi niña, mira, te ragalo la nuez donde estamos sentado. Cada vez que sientas pena, que sientas que esa lágrima volverá mira la nuez.

De pronto se sintió bien, se sentó bajo el nogal y entonces sintió frio. Extrañamente había vuelto a nevar, después de 15 años.